En el deporte podemos definir la fatiga como aquel estado en que el deportista no puede mantener el nivel de rendimiento o entrenamiento esperado y que a nivel psicológico le produce una alteración cognitiva, emocional y conductual
La fatiga muscular tiene un carácter multifactorial, participan diferentes biomarcadores y aún los mecanismos de su formación no terminan de conocerse.
Estos biomarcadores son de interés en las ciencias del deporte para medir el rendimiento, el progreso en el entrenamiento y para identificar el sobreentrenamiento. En los últimos años, va creciendo el interés en evaluar los efectos relacionados con la salud que se producen en el organismo debidos a una actividad física regular y al deporte.
La concentración de cada biomarcador depende de muchos factores, entre los que encontramos:
- El grado de entrenamiento,
- El grado de fatiga y del tipo,
- La intensidad y la duración del ejercicio
- La edad
- El sexo.
La mayoría de los biomarcadores se miden en sangre, orina y saliva. Otros biomarcadores útiles son la composición corporal (específicamente masa muscular, masa grasa, peso), la condición física (capacidad cardiorrespiratoria, fuerza, agilidad, flexibilidad), frecuencia cardíaca y presión arterial. Dependiendo de la finalidad, será conveniente analizar uno o varios biomarcadores.
Vamos a hablar de dos de los biomarcadores más importantes en los deportes de resistencia y fuerza. :
El amoniaco
Este metabolito se produce en el músculo esquelético durante el ejercicio por diferentes causas:
– En primer lugar debido a la resíntesis de ATP a partir de la degradación de fosfocreatina.
– Por otra parte se acumula este metabolito debido a utilización de los aminoácidos como fuente de energía.
Existe un incremento en la liberación de NH3 del músculo esquelético en contracción e incremento en los niveles del NH3 plasmático durante el ejercicio. Debido a que el NH3 puede cruzar la barrera hematoencefálica, resulta en un incremento en la captación de NH3 cerebral y en afectar de forma potencial los niveles de neurotransmisores cerebrales y posiblemente causar fatiga central.
El consumo de carbohidratos reduce la acumulación de NH3 en plasma y en músculo durante el ejercicio prolongado (Snow et al., 2000) y esto puede ser otro mecanismo por el cuál el consumo de carbohidratos ejerza su efecto ergogénico.
Durante el ejercicio, una caída en los niveles de BCAA (aminoácidos ramificados) plasmáticos y un incremento del triptófano libre puede incrementar la captación de triptófano cerebral e incrementar los niveles de serotonina y la fatiga central. Se ha propuesto el consumo de BCAA para atenuar el desarrollo de fatiga central al mantener los niveles de BCAA plasmáticos y disminuir la captación de triptófano cerebral, aunque todavía hay poca evidencia y que esta no acompaña mucho a la idea de que sea necesario y efectivo.
Como hemos comentado, parece ser una mejor estrategia la utilización de carbohidrato, ya que reducen el incremento de niveles plasmáticos de ácidos grasos inducido por el ejercicio. Estos ácidos grasos y el triptófano compiten por los sitios de unión en la albúmina plasmática, menores niveles de ácidos grasos asociados con el consumo de carbohidratos atenúan la elevación en la relación triptófano libre/BCAA (Davis et al., 1992).
El aumento de amoniaco está relacionado con las fibras rápidas. Realizar un análisis de amoniaco puede servir como marcador del tipo de fibras reclutadas para ese ejercicio así como marcador del esfuerzo muscular intenso. El rango normal de amoniaco es de 15 a 45 mg/dL. Así, valores elevados de amoniaco en sangre nos indican una respuesta fisiológica propia de un sprinter (metabolismo puramente anaeróbico), mientras que un índice más bajo correspondería a corredores de medias o largas distancias (metabolismo predominantemente aeróbico).
Lactato
El lactato es un metabolito más conocido en el mundo de los deportes, tanto en deportes de resistencia como en aquellos que son más explosivos.
Se trata del metabolito de la glucosa producido por los tejidos corporales. En esfuerzos bajos de intensidad, el propio cuerpo es capaz de neutralizar la producción de ese lactato, es cuando los niveles de intensidad aumentan y aumenta la concentración de este metabolito en sangre cuando comienza a aparecer la fatiga en los músculos.
El lactato suele eliminarse de manera fisiológica a través del hígado y de los riñones. En niveles de intensidad baja/moderada el cuerpo es capaz de utilizar este metabolito como fuente de energía para que no aparezca la fatiga.
La producción de lactato viene acompañada de un aumento de los iones H+ y se ha visto que es la acidosis provocada por el aumento de estos iones lo que produce que aumente la fatiga.
Por otra parte la acidosis por sí misma parece que no afecta la producción de fuerza máxima isométrica, pero sí afecta la capacidad de mantener la producción de fuerza submáxima (Sahlin & Ren, 1989), sugiriendo un efecto inhibidor en la producción de energía muscular y/o en la homeostasis del K+ y en la excitabilidad del sarcolema.
Independientemente de los mecanismos subyacentes, la acidosis parece mostrar un impacto en el rendimiento muscular ya que con intervenciones que mejoran la capacidad para tolerar la acidosis, se mejora el rendimiento en ejercicios de alta intensidad. Estas incluyen alcalosis (Costill et al., 1984), mejoría en la capacidad de amortiguamiento metabólico en el músculo después de entrenamientos de sprints de alta intensidad (Sharp et al. 1986) y suplementación con β–alanina (Hill et al., 2007).
Creatina fosfoquinasa (CK)
La CK aumenta durante el ejercicio físico por ruptura de las fibras musculares estriadas. Su elevación es proporcional a la intensidad y duración del ejercicio, pero existe una adaptación en el entrenamiento, que facilita que en personas entrenadas se eleve menos que en sedentarias. Valores elevados respecto al basal, indican trauma o sobreentrenamiento y su concentración puede ser utilizada para monitorizar la vuelta a la actividad normal de atletas que hayan sufrido una lesión muscular anterior.
Lactato deshidrogenasa (LDH)
Por último vamos a hablar de la lactato deshidrogenasa, o LDH es una enzima catalizadora que se encuentra en muchos tejidos del cuerpo, pero su presencia es mayor en el corazón, hígado, riñones, músculos, glóbulos rojos, cerebro y pulmones. Participa en el metabolismo energético anaerobio, reduciendo el piruvato procedente de la glucolisis a lactato. Cuando existe daño muscular o lo que es lo mismo, destrucción de fibras musculares, los niveles de LDH en suero aumentan considerablemente. Además, la LDH tiene una gran variedad de isoenzimas que son específicas de diferentes tejidos, lo que aporta más información sobre la procedencia del daño muscular.
El poder controlar y evaluar estos biomarcadores durante los entrenamientos, puede hacer que sepamos a qué intensidad estamos realizando esa sesión y si estamos consiguiendo las adaptaciones que queremos de cada sesión e intensidad.